sábado, 12 de junio de 2010


Quisiera empezar esta nota felicitando a mi compañero y amigo Alfredo, llegando a sus 30 primaveras: ¡Felicidades hermano y que cumplas muchos años más compadre!

Recuerdo cuando estaba en primaria las alegrías eran más constantes entonces, no recuerdo un momento de tristeza en esos tiempos.

Estaba yo en sexto de primaria y tengo una hermanita Perla que para ese entonces estaba en primero, cursaban el mismo grado que ella dos hermanitas muy bonitas, sus nombres eran Blanca y Luisa, la segunda más morenita y con una sonrisa pícara.

La noche de este jueves fuimos a festejar el cumpleaños de Alfredo al Sabino Gordo, lugar de ambiente con música y alcohol además de chicas dispuestas a bailar contigo por la módica cantidad de 10 pesos. Ibamos a ir toda la Marina, así le decimos al departemento de Mantenimiento Preventivo en el lugar dónde trabajo,pero sólo fuimos mi jefe Josué, Alfredo y yo.

Llegando al lugar nos consiguió la mesa un mesero en el área de cumbias, como a tres mesas estaba sentada una muchacha muy linda pero que me trajó recuerdos de mi infancia, era ella, Luisa, la pequeña niña pícara compañera de curso de mi hermanita. Obviamente tenía que estar seguro que era ella por lo que no le soltaba la mirada para identificarla bien, le dije a Alfredo: "Eh güey ve con esa niña y preguntale si se llama Luisa", me dijo: "y si se llama así ¿que hago?", le dije: "no pues nada", y no fue.
Entonces mi jefe se aburrió porque el había llegado a escuchar música vallenata, esta es la música que le gusta a él y decidimos cambiar de mesa, hablamos al mesero y le dijimos que nos ibamos a mover, entonces él nos ayudo con la cubeta, yo iba al final de la fila y me decidí a hablarle a la chica, le dije: "Oye, ¿te llamas Luisa?" y me dijo:"si", como tratando de recordar si alguna vez me había visto por ahí, entonces le dije: "tu estuviste con mi hermana en primaria, mi hermana se llama Perla y yo soy Paco su hermano", se puso nerviosa por el lugar donde se encontraba pero se repuso y me saludo, entonces pregunto por mi hermana y platicamos.

Posteriormenete me dirigí con mis compañeros y les dije que si era la niña que pensaba, entonces me dijeron: "pues traela a la mesa", les dije: "pero anda trabajando", e insistieron en que la llevara. Entonces la llevé a la mesa y me dijo: "pero ¿me van a pagar?", le dije que si que por eso me habían pedido que la llevara.

Pasamos 5 horas de plática, baile y alcohol en lo cuál supe que tenía un niño de 9 años, que estaba separada y que vivía sola, además nos proporcionó el teléfono para acompañarnos a la fiesta de un amigo que será en dos semanas más.
Le consiguió polvo a mi jefe, después de esto mi jefe se fue. Ella estaba molesta con él porque no le había ofrecido nada.
Siguió tomando con nosotros y echando pestes de mi jefe, a mi me daba mucha risa. Entonces Ajfredo me dijo que fueramos al Matehuala, un table dance muy cerca de ahí y le dije que no, que mañana tendría que ir al trabajo. Batallé un poquito para que desistiera de seguir la borrachera y la derrochera de dinero y se fue conmigo en el taxi para Guadalupe, donde vivimos.
En el viaje de regreso me puse a pensar en Luisa, en aquella pícara niña que yo le veía un buen futuro en la vida pues sus padres tienen dos depósitos y una cantina en Tierra Propia en Guadalupe, no entiendo como fue que había llegado a ese lugar tan conocido por los barrios bajos con sus ropitas viejas bailando por dinero y buscando quien le compre alcohol y drogas, pensaba que sería de su vida con ya 28 años, sin su hijo, pues su hijo decidió irse con su padre y ya no vivir con ella y viviendo sola en una casa con el peligro de una ciudad violenta en la que se ha convertido este nuestro anterior tranquilo vecindario.

Cómo puede perderse el sueño y la fantasía que todos tenemos desde niños, aún sigo sin entender dónde se pierde esa inociencia y esa alegría espontánea y dónde comienzan esa tristeza y ese sentimiento de pérdida y pudredumbre en el que no distingues la luz y ni siquiera ves de cerca a alguien con vida, alguien que tenga la luz de la vida, y sólo ves podredumbre y arrogancia.
No sabes a quién culpar, si la culpa la tiene una persona, la tengo yo o la culpa la tenemos el conjunto de personas que integramos una esencia, un espíritu vano e impuro sin visión de futuro y que no piensa en nadie más que yo, ni en nuestros propios hijos siquiera, y nos encerramos en un vínculo del cuál queremos salir y no lo logramos porque cada vez más nos atrapa, y nos atrapa. Como la pesadilla que tuve hace mucho tiempo cuando era niño, un remolino espantoso que no nos suelta y hace que nos hundamos cada vez más y más profundamente.

Luisa, cuidate mucho y que Dios te bendiga en el camino que hayas decidido tomar para tu vida, y ojalá logres encontarar a esa persona con luz que yo no he visto o no he querido ver. Pediré a Dios por ti y también por mí.

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