martes, 8 de junio de 2010

Media hora mágica

Mis putas tristes de Gabriel García Márquez
Hoy por la tarde, visité un lugar al que quería ir desde hace mucho; recuerdo que la casa blanca marcada con el 713 tenía la puerta abierta. Mis compañeros de trabajo, Christian y Luis, me dijeron: es una casa de citas. La apariencia de la casa era más bien la de una oficina para contratistas, por lo cual no les creí. " Miren, esos dos que van saliendo no parece que entraron a cojer", comenzaron a reír.

Días después, saliendo de laborar como a eso de las 6 de la tarde pasé por la banqueta frente a esa casa como de costumbre día a día cuando me dirigía a mi trabajo, y veo salir una linda chica vestida casualmente, hermosa la mujer y afortunadamente toma el mismo camión al cual subo para ir a mi casa. Todo el trayecto me le quedé mirando pero no dije nada, por mi mente pasaba lo que me había dicho Christian: "Es una casa de citas". Se me hacía imposible que una niña tan bonita y tan tierna trabajara en una casa de citas. Me dije: Imposible, esa no es una casa de citas, es alguna oficina de algunos contratistas que laboran en algún sitio de Monterrey.

Luego, hace 3 días leyendo el periódico en el sanitario,( El Sol periódico de Monterrey) dirigiéndome a la sección que se encuentra próxima a la última página en la cual están escritas las direcciones de varias salas de masajes con fotos de mujeres en ropa diminuta bien expresivas, recordé la casa blanca marcada con el 713 y empecé a buscar si estaba anunciada en el periódico.
Para sorpresa mía efectivamente, es una casa de cita cerca del centro de la ciudad, la intriga creció en mí para saber si la vecina que salió de tal lugar se encontraba laborando en el oficio más antiguo, el fornicio pagado.
Creo que si me la encuentro en el camión me decido sin lugar a dudas a flirtear con esta chica.


El día de hoy me tocó descansar en mi trabajo, decidí ir a mi antiguo trabajo a ver si conseguía algún dinerito extra para mi, de lo que me dejaron de pagar cuando me salí, y efectivamente me dieron 500 pesitos correspondientes a 3 días laborados menos impuestos, dirigiendome a tomar el camión paso por la casa blanca y la tentación creció, creció en forma extravagante.
No lo pensé, ingresé con la idea de ver a mi vecina, toco la puerta; me abre un señor como de unos 43 años que parecía un albañil, le pregunté por los servicios, se asoma una güerita algo entrada en años como unos 35, el señor me dice: 500 pesos, oral, una penetración, una venida en media hora, 750 con todos los servicios extra y 1000 pesos por una hora, dije: no mames! realmente es caro. Pero yo quería ver si estaba presente mi vecina para pedirla como mi compañera por media hora, porque aunque traía más no quería gastar más dinero que el que me habían dado el día de hoy, entonces me dijo: le atora, y le conteste: Quiero ver a las niñas.
Paso al siguiente cuarto y salen de una habitación la güerita que se había asomado y una trigueñita de muy buena estatura y bien dotada físicamente, repentinamente se asoma una mujercita blanca, era ella, vestida en un negligé rosa muy lindo, que belleza pensé. Pero al mirar mi rostro se volvió a meter a la habitación. Le dije al señor: quiero a la chica que se metió a la recámara. Entró al señor a la recámara, 1 minuto después salió y me dijo que la niña estaba indispuesta, me entristecí, pero la trigueñita era de muy buen ver y se veía buena onda, además ya andaba cachondo y pues, ya estaba dentro entonces le dije: entro con ella.


Que buen servicio sin duda alguna, aunque caro no me puedo quejar de esa niña tan atenta de nombre Michelle quien vive en Apodaca y tienes unos dientes divinos y unos senos de diosa que no le envidiaría a Lorena Herrera, por ejemplo, creo no dure la media hora no podría con el deseo de posser a esa niña.
Terminamos, le conté la historia de como llegué allí ademas de pedirle que me enseñara a realizar orales en las damas porque lo había intentado 2 veces y tal parece que no soy muy bueno en eso, me enseño y se río mucho pues le conté historias y platicar con personas tan atentas como ella no es en verdad díficil.

Desafortunadamente no le dije que escribía blogs pues le hubiera dejado la dirección para que viera lo que estoy escribiendo y leyera como estoy agradecido por hacerme pasar la mejor media hora en muchos meses.
Gracias Michelle y espero muy pronto volver a encontrarte.

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